Somos humanos constituidos de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, luz y sonido. Nuestro cuerpo y nuestra mente no es independiente del cuerpo del Universo, porque al nivel de la mecánica cuántica no existen fronteras bien definidas. Somos como una onda, un punto localizado en un campo cuántico más grande. Estamos dotados de un cuerpo físico que necesita de atención y cuidados. Pero también contamos con un gran espíritu.
La salud, hoy en día, es prioridad; comienza con el amor y respeto por toda vida y por sí mismo. Como se suele decir: si la compasión no te incluye a ti, no está completa. Es decir, ámate a ti mismo, llénate de luz, de conocimiento, de paz, de fe, ingiere frutas y verduras y bebe agua sabiendo el bien que le hace a tu cuerpo. Y contagia esa vitalidad a otros.
Comprende que cada desafío en tu vida es para sacarte de este sueño profundo; despierta y comienza a crear tu vida divina. Tú eres la tormenta. Tú eres esa luz tan magnificente. Por ende, hay que poner consciencia, centrarse y apoyar al cuerpo físico que ha estado en una centrífuga de energía desde el 2020 que nos ha arrastrado hacia la confusión, la negatividad y la enfermedad.
Deja de creer en aquellos que están mintiendo y oprimiendo, porque la Tierra está en camino a transformarse en una estrella angélico solar. Así que haz tu parte para llegar a ser ese gran ser consciente.
Namasté