Ya era tiempo que te dijera lo mucho que te amo Madre Tierra. Ya era tiempo que sostuviera día a día un sentimiento de gratitud por todos los ecosistemas que nos ofreces. Hoy quiero tocar los tambores de pie porque sé que es la música que te gusta y me conecta contigo. Desde este centro energético, te pido por favor que viaje el chi a lo largo de mi canal central en espiral ascendente e ilumine mi coronilla, esa flor de loto que tanto ha esperado sanar. Este es mi recito madre hermosa. Es tiempo de despertar. Es tiempo del gran cambio. Es tiempo de hermandad.
El amor y el respeto que merecemos tus hijos, vendrá sólo de una consciencia elevada. Por ello alzo mi sahumerio de canela, albahaca, romero, savia y mirra para saludar a los cuatro vientos y lleve mi mensaje para que todas las naciones vivan amistosamente y que finalicen las guerras en el mundo. Por eso, Madre Tierra, necesito tu bendición para reducir mi guerra interna y el conflicto en mi consciencia. Sanar mi herida interior y prodigarle amor.
Oh Madre hermosa, tu naturaleza es sagrada y es vital que cese la explotación. Que crezca la compasión hacia los animales. Somos tus jóvenes que podemos restablecer la confianza y conexión con el todo. Custódianos.
Que las familias vivan en paz, que cese la intolerancia religiosa, que cese la discriminación racial, que todos seamos prósperos. Que todos vibremos en paz.
Que así sea, hecho está. Gracias.